dados únicamente a su pueblo. De la misma manera, los maridos deben dar su amor solamente a sus esposas. Este es el deber que quiero explicar con cierto detalle en este libro. Todo esto debería hacernos saber que la obediencia no se limita a la conformidad externa con los requisitos de Dios. La obediencia piadosa siempre traerá con ella una multitud de cosas intangibles. Estas cosas son lo que constituye la fragancia de obediencia, y es esto lo que frustra esos métodos para enriquecer el matrimonio
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